El burdel de Doña Engracia
Gilipollas
A no más de media legua
heme llegado al burdel.
Despacio pero sin tregua
se me sale hasta la lengua
nada más llegar a él.
Lupanar es de la Engracia,
alcahueta de la casa,
que luce con elegancia
gran escote y falda ancha.
Me mira y me dice: “Pasa”
Doña Engracia
Labriego alto y fermoso
que a mi morada venís
os haré sentir gozoso,
con una chica o un mozo,
vos mismito elegid
por medio maravedí.
Más si no tenéis, muchacho,
pues observo por tu facha,
que debéis andar escaso
de dineros, por si acaso
vuestra belleza destaca.
Ver que yo no os rechazo
Entrad presuroso a casa.
Para vos mi casa abierta
y por ser el día que es,
tengo la carta de oferta.
Juradme que no os tienta
tiraros a dos o tres.
Gilipollas
No he venido a tu burdel
para saciar mis instintos.
Pero ya que lo decís
¿Me podrías definir
a qué día os referís?
¿y qué tiene de distinto?
Doña Engracia
Con mucho gusto, galán,
veinticuatro es de Junio.
Es la noche de San Juan.
Noche que ninguna más
mis chicas hoy estarán
para gañanes o necios
de oferta, a mitad de precio.
Gilipollas
A mí eso que más da.
No quiero llamar a engaño.
El día y el mes jamás
me importaron, por demás
os pregunto por el año.
Doña Engracia
¡Pardiéz! que sois bicho raro.
Os ofrezco los tesoros
de mi burdel y mi amparo,
o sois tonto o bien avaro.
Me ofendéis ¡vaya descaro!
Pero ya que preguntáis
respondo como mereces:
mil trescientos dieciséis
y es martes, mas no trece
¿Es eso lo que queréis?
Sentaos en la taberna
donde podréis degustar
Un buen vino y carne tierna
para poder descansar
y después poder gozar
con asuntos de entrepierna.
Gilipollas
Gentes de toda calaña
Sentados en taburetes
Abarrotan la cabaña
Hablan y ríen con saña
Entre dimes y diretes.
Me acomoda en un rincón
en mesita solitaria,
lejos de cualquier mirón,
más no he podido evitar
toparme de sopetón
con un hombre singular
que escribiendo algo está
con su pluma y su tintero
tocado con un sombrero
me tienta saber que está
escribiendo el caballero.
Acerquéme bien discreto
para mirar de soslayo
de que tratará su texto.
Toda mi atención le presto
como haría un buen lacayo.
Y lo que leo me enerva.
Mi corazón hace brinco.
El hombre para y observa
en su mano aún conserva
la pluma. ¿Qué miras chico?
Gilipollas
Vuestros versos, a fe mía.
Disculpadme os lo ruego,
más no he podido evitar
mirar la caligrafía
que como buen caballero
escribís con rima fina.
La carta que escribía
muéstrame muy orgulloso.
Que tal como yo temía,
a medida que leía,
vi que era muy tramposo
pues eso en ella decía:
“Cuan gritan esos malditos
pero mal rayo me parta
si en concluyendo esta carta
no pagan caros sus gritos”
¿Por qué escribís con tal odio?
He de advertiros, galán,
esos versos no son vuestros,
pertenecen a Don Juan
para más señas, Tenorio.
Como se entere la SGAE
lo que vos estáis haciendo,
eso que estáis escribiendo,
vais a ver la que os cae
pues plagio estáis cometiendo.
Y no sigáis por ahí.
os lo digo con temor.
Porque me dice el autor
no poder reproducir
más versos de esos, señor.
Por más que sean un arte
los poemas de Zorrilla,
imposible es explicarte,
Que esa gran maravilla,
poeta de pacotilla,
por decoro o por envidia,
los taches en el instante.
Don Martín
Ya los borro, os lo juro,
Digo rompiendo el papel.
Si va cobrando arancel
es el Don Juan tipo duro
hay que alejarse de él.
Gilipollas
Me ruega ya mi mentor
no le metáis en tal brete.
Pues escribe con temor.
Pertenecen a otro autor
que es del siglo diecisiete.
Don Martín
¿Qué es esa villanía
que cuenta vuestra merced?
Diciendo tal tontería
os prometo, a fe mía,
castigo habéis de tener.
Aunque me toméis por torpe
No hay nada que me inquiete
Siglo estamos en catorce
No es quince o dieciséis
Mucho menos diecisiete.
Gilipollas
Muy largo es de contar
más no es esa mi intención
y no puedo relatar,
ya que hacéis de eso mención,
cómo he llegado a parar
a este lúgubre lugar
sitio es de perdición.
Don Martín
Sentaos aquí a mi vera
y Compartamos la mesa,
viendo que os interesa,
pues no veo quien dijera
que sois de poco educado
Gilipollas
Gracias gentil caballero.
Largo camino he andado
para resolver enredo
a Martín ando buscando.
Don Martín
Con lectura y con la pluma
os noto yo muy versado.
Apostaos cien ducados
que habéis tenido fortuna
pues ya lo habéis encontrado.
Gilipollas
¿Sois vos el tal Martín
El Marqués de Raboblanco?
Don Martín
Todavía no, labriego.
Digo en tono malherido.
A la Marquesa Rosalba
he de convencer primero
de que con tino certero
me escoja como marido
a no pasar muchas albas.
Gilipollas
¿Cuál es la dificultad
Que el alma tanto os aflige?
No debéis desconfiad.
Escuchad a quien os dice
que sabiendo la verdad
es a vos a quien elije.
Don Martín
¿Cómo lo sabéis, garruño?
¿Acaso ignoras que anda
de por medio un tal Nuño?
Un noble de nuevo cuño
que sus sirvientes me manda
a matarme o encerrarme
pagandoles con dineros
de la Marquesa alejarme
y así conseguir certero
casarse él, el primero.
Gilipollas
De vuestro lado yo estoy
Don Martín, no se sofoque
Es solo cuestión de enfoque.
No sufriréis nunca pupa
Más no tratemos tal cosa
La verdad, es engorrosa,
En una casa de putas.
Acércase doña Engracia
A nuestra mesa con vino
Vuestras jarras caballeros
Esta es la vuestra Martín
Deja la suya primero
Vuestro nombre no adivino
Dice mirándome a mí.
Don Martín
Ahora que lo decís,
pregunta hace con tino.
También me parece a mí,
que como dice la Engracia,
vos conocéis mi perfil.
Más parece una falacia
omitir tal elegancia.
Es costumbre y eficacia
y no cosa baladí.
decidme ¿Cuál es tu gracia?
Gilipollas
Juan Vicente yo me llamo.
Juanvi es la equivalencia
para amigos y privado.
Llamadme pues, excelencia
como os salga del nabo
Don Martín
Juanvi, nombre raro.
Pero haré con displicencia
y Juanvi os he de llamaros
Mas, ahora que reparo,
conocí a otro fulano
que llamáse como vos.
Os digo con displicencia
que este era de Valencia.
¡Cómo se me fue la olla!
Pues esto no viene a caso,
aquel era gilipollas
Gilipollas
Aclarar tu duda tengo,
veo que dais en el clavo.
Yo soy de rancio abolengo
que ahora, aunque soy lacayo,
jamás por honra yo callo
lo que tengo que decirte:
Gilipollas soy de estirpe
y aquel a quien conociste
debió ser mi antepasado.
Doña Engracia
Os presento a tres señoras
para que vuestras mercedes
disfruten de sus placeres.
Por si por una porfía,
Así Juanvi lo prefieres,
las tengo también judías.
Más si no son de tu gusto,
por sus piernas o su busto,
decídmelo sin demora
y el deseo os ajusto
pues también las tengo moras.
Gilipollas
Escoged, dice Martín.
Don Martín
Que yo pagaré la cuenta.
Para acabar tal festín
nada mejor que pacer
con amigo de postín
y mujeres de placer.
Espero no despreciés,
pues sería eso una afrenta,
bebed ese vino pues
que mientras conmigo estés
no lo sabrá tu parienta.
Gilipollas
Aunque fuera de los planes
La judía se me acerca.
Sus pechos son como panes
mi pelo su mano tienta
a mi lado se me asienta
elegidme, insiste terca.
Unos golpes en la puerta
de la Casa de la Engracia
ponen fin a la porfía.
Un escribano allí entra
por mi suerte o mi desgracia
con dos o tres policías.
El silencio se produce
de las risas al temor.
Las mujeres se adecentan
por saber de la presencia
pronta del Comendador
El Comendador
Razón veo que me sobra.
Exclamo con repelencia.
En la noche de San Juan
todos manos a la obra.
Vergüenza os habría de dar
y a mí más al contemplar
a truhanes y sus zorras,
a media tasa o de gorra,
en noche tan especial
¡Esto es Sodoma y Gomorra!
Don Martín
Juan Vicente: “escondeos”
que con su mirada aviesa
ni a mí a vos ha de veros
por aquestos derroteros
y chivarle a la marquesa,
pues a mí no me interesa
que le chisme sin rodeos,
haberme visto a la mesa
Con rameras. Está feo.
Gilipollas
Ocultos bajo la mesa
Martín y yo nos hayamos
¿No es esto una bajeza?
Le pregunto con presteza.
Parecemos dos fulanos
con actitudes aviesas
y no un noble bien galán
que corteja a una marquesa.
Don Martín
Callad, pues está muy cerca
y no tardará en oíros.
Huyamos hasta la verja,
que tras la puerta entreabierta,
tengo un caballo escondido.
Gilipollas
Salimos del lupanar
como niños gateando
por la puerta de detrás
que a un patio viene dando,
un poco disimulando,
para poder alcanzar
una cerca muy cercana
Que creo nos salvará.
Intacto queda el honor
De mi Señor, el Martín.
No lo sabrá su señora.
Y el mío, que siendo gil,
pues no ha visto el alguacil
que viene a ser, vive Dios
¿Cómo os diría yo?
Es en los tiempos de ahora
lo que la Guardia Civil.
De paso, y en buena hora,
tampoco nunca sabrá
de donde salgo yo ahora.
Pues nadie podrá contar
mis chismes a mi señora.
Partimos en el caballo,
potro de muy buena moya,
en postura que me callo.
Yo detrás, pues soy lacayo,
como si fuera una joya
a su talle yo me agarro.
Si alguien nos viera ahora
nos tomaría por moñas
o peor: por gilipollas.
A diez leguas del lugar
el rocín ya se reniega
con el peso que le pesa
a querer continuar.
Bajamos los dos al suelo
mientras el rocín relincha.
Me acaricio los gemelos
no acostumbro a tenélos,
entre la bota y la cincha
y los dos a mí me pinchan.
“Tened aun lengua quieta”
Me advierte a mí mi señor
“Por si alguien nos acecha
Si mi entender eso acierta”.
Más no es ese mi temor
Lo que me temo, señor
Es saber a ciencia cierta
Que a juzgar por el dolor
Mañana tendré agujetas.
Cerca del amanecer
y tras larga caminata,
hemos visto aparecer,
un desastrado taller.
Que al tener una fogata
nos ha dado a entender
que de una fragua se trata.
Entre colinas y chopos,
antes del romper el alba,
un hombre con luenga barba
avivando los rescoldos,
en Martín y en mi repara.
Del cinto saca una daga
¡Nos ha tomado por locos!
Don Martín
Nada debéis de temer,
artesano de la fragua.
Mi escudero tiene sed
y mi caballo también
¿Podría vuestra merced
darles un poco de agua?
Herrero
No me fío, caballero.
Parecéis tres animales
¿Por qué habría de creeros?
Pues todo el mundo ya sabe
que no es hasta bien más tarde
los caminos estos anden
nobles con sus escuderos
¿No seréis dos criminales?
Gilipollas
Sujetad presta la lengua.
Le advierto yo de repente.
Aunque parezca mendigo
os advierto claramente,
fijaos bien que os digo,
que la tenéis de serpiente
Don Martín
Martín de la Chota soy,
hombre de gran excelencia.
Os has librado por hoy,
es famosa mi clemencia.
Al diablo no doy hoy
vuestra alma en penitencia.
Más sabed por experiencia
que asesino yo no soy
a pesar de tu insolencia.
Habéis de ver que mi espada
de su vaina yo no saco
Y que tampoco mi daga
la luz de la luna amaga
Ni de mi escudero flaco
debéis temeros vos nada.
Más quisiera, sin embargo,
ya que tenéis un buen fuego,
hacer a vos un encargo.
Dejad lo que esteis haciendo.
Dejad lo que esteis forjando.
El que vaya caminando
sin que tenga buena espada
este, mi fiel escudero
que mi espalda va guardando.
Herrero
Dejaré pues mi trabajo
Para haceros el favor.
Mas parecéme a mi acaso,
por sus ropas y su olor
a fulanas y mal vino,
Un regular campesino
Juraría por mi honor
que tal como va vestido
o es un hombre libertino
o tal vez sois vos acaso
Señor avaro y ladino.
Me agradaría entender,
ved que mi lengua no ato,
si estuviera en mi taller,
aunque fuera por un rato
por tenelle en tan mal trato
acudiera al sindicato.
¡Pa mí que tenéis un cuajo!
Gilipollas
No sufráis por mí, artesano.
Vuestra furia no desates
contra el bueno de mi amo.
Pues siempre eso resuelvo
con los dedos de mis manos
pintando mis intereses
en las baldosas del water.
Don Martín
¿El water? ¿Qué es eso?
Gilipollas
Preguntáme don Martín
y contestóle el herrero:
“Con las tontadas del verso
Nos la está dando con queso
A este artesano y a ti”.
“A los dos tenéis en brete”
Piden una explicación.
El water es un retrete
Intento explicarles yo,
Un lugar donde se mete
El que quiere y el que no
Don Martín
¿Y a que debe de entrar
Un hombre en aqueste sitio?
Gilipollas
¿A que va ser? A cagar
Herrero
Decís palabras sin juicio
Para ser un escudero.
Esas cosas tienen sitio.
Yo tengo un corral trastero
sobre el que un agujero
debéis colocar primero
sobre él vuestro trasero.
Gilipollas
Disculpadme, relajaros.
Metí la gamba, os lo juro.
En ello no he reparado,
pues no debí de contaros,
cosas que son de futuro.
Herrero
Para mí que sois badanas,
os dice un humilde herrero,
más si os viniera en gana
una espada toledana
os ofrezco, caballero.
Veréis que con ella gana
con brillo de mil luceros
la pinta de tu escudero.
Don Martín
A fe mía que es fermosa
el arma que presto ofreces.
Quiera Dios que sea famosa
al blandearla orgullosa
contra enemigos feroces.
Y ya puestos en el curro,
aprovechando la compra,
a un noble no le honra
el de compartir su monta
con su leal escudero.
Sabed a que me refiero
¿Tenéis en venta algún burro?
Herrero
Razón caballero os sobra,
Pues no es cosa de gentiles,
el ir compartiendo la monta.
Os dejo toda la compra
Por veinte maravedíes.
Gilipollas
De hortelano a escudero
me ascendéis en un momento.
Más debéis andar con tiento.
A vivir mil aventuras
El destino me deriva.
Mirad bien si la factura
ya lleva incluido ya el IVA
que si no mal lo recuerdo
es veintiuno por ciento.
Herrero
Escuchadme caballero,
creo que me engaño poco,
Aunque soy humilde herrero
para mí que tu escudero
es un orate o un loco.
Don Martín
Juanvi Coged la espada
y ya más no me repliques.
Gilipollas
Vuestra compra no es mala
más debe ser avalada
Por un recibo o un tiket.
Este hombre con sus hierros
con las cuentas hace enredos.
Lo que os vende en su tienda
cobra con dinero negro.
Se va a quedar a dos velas
si el funcionario de hacienda
le hiciere la paralela.
Don Martín
Partamos sin más demora
a defender lo que es mío.
Con vos a mi lado ahora
buscaré a mi señora.
Ese es nuestro destino.
A don Nuño y a su tropa
hemos de dar una zurra,
desgarrarle cara y ropa,
con mis armas y mis cosas
y vos sentado en la burra.
Gilipollas
Marchemos pues, Don Martín
a resolver el problema.
Pongamos al asunto fin.
A mi mundo quiero ir
tras resolver el dilema.
“No os debéis atrasaros”
Nos despide el herrero.
“A ello vamos, a eso”
Le dice Martín muy tieso.
Gilipollas
Sabed, digo yo a mi amo,
que he de veros casado.
No quisiera defraudaros
ni ver a vos fracasado
muerto o en la cárcel preso
Don Martín
Hacia el castillo partamos.