Mi primer viaje
Durante un muy breve espacio de tiempo, me ha parecido viajar por una especie de túnel oscuro. Noto cómo me he liberado de las correas que me mantenían firme a la silla. Salvo que me pitan un poco los oídos, no tengo ninguna sensación corporal ni mental digna de contar. Y de repente la oscuridad deja paso a la luz del día. Huele a ganado y a humo de leña. Respiro un aire muy puro al que no estoy acostumbrado. Si los cálculos de estos tipos son correctos, debo encontrarme en el siglo catorce.
Gilipollas
Aparezco junto a un prado
todo mi vello está terso
no sé lo que habrá pasado
y clavado como un clavo
el lector ya habrá notado
que en este extraño universo
este relato ha cambiado
pues aquí se habla en verso.
Hállome junto a un paraje
de singular fermosura
veo un prado, buenos campos
blandas tierras, rocas duras
en donde dos vacas pacen.
Más cuando enfilo el camino
amanece, rompe el alba
a mí me importa un comino
pues no encontrando vecino
que servicial bien me oriente
donde dirigir mis pasos
para oriente u occidente
una moneda yo saco.
La lanzo al cielo impaciente
si es cara hacia Levante,
si es canto aquí me planto,
y si es cruz hacia Poniente.
En eso estaba pensando
cuando a poco de empezar
me parece oír llorando
mientras sigo caminando
a un muchacho o un zagal.
¿Qué hacéis gimiendo tanto?
Le pregunto al desdichado
¿A qué viene tanto llanto?
¿Qué bajo un sauce llorando
Desgrana tu desencanto?
Juglar
¿Qué me aturde preguntáis?
Gilipollas
Contesta el zagal hundido.
Mucho miedo en mi sembráis.
Quiero saberlo, os lo pido
¿Os atacó algún bandido?
Juglar
Ni bandidos ni lacayos
quitan a mis ojos luz.
Son lágrimas de caballo
las que llorando me hallo
pues he perdido el laúd
Gilipollas
¿El laúd decís?
Juglar
Trovador soy de postín
que cantando las proezas
de caballeros y altezas
surca caminos sin fin.
Más triste suerte la mía
que por querer aumentar
fama y bolsa, a fe mía
en total hace dos días
me lo he jugado al Parchís
Gilipollas
¡Lo perdisteis! ¿Cómo es eso?
¿Acaso no tenéis seso
y no sabéis que no debes
ir jugando con enseres
ni tampoco con el sexo?
Juglar
Callad probo labriego.
no hurguéis más en mi dolor
pues a mí me ciega el juego
si queréis os cuento luego
cómo la cosa ocurrió
Gilipollas
Si os va a hacer algún bien
dispuesto estoy a escucharos
más sed breve, os lo ruego
presto el oído os entrego
sin ánimo de juzgaros
Juglar
¿Acaso mi vida os importa?
Gilipollas
Ni me importa ni me deja
he venido a aquesta tierra
para romper una queja
de lejanas asperezas
que una disputa encierra
Juglar
¿Un labriego como vos
con misión tan importante?
A mí me está pareciendo
que no siendo vos un infante
andando solo y no en colla
acaso me estés mintiendo.
¿Me tomáis por gilipollas?
Gilipollas
Es muy largo de narrar
el porqué de mi presencia
recorro hoy el lugar
donde ocurrió tal afrenta
para poder aclarar
una duda que regenta
y a dos familias enfrenta
Juglar
¿Qué dos familias son esas
por las que recorres sendas?
¿Acaso tenéis historia
más triste aún que la mía?
Gilipollas
Es una historia tremenda
que produce tal inquina
que han acudido a mi menda
para poder resolver
si son churras o merinas.
Nada más puedo contar
Juglar
No crea vuestra merced
que esa cuita a mí me importa.
Lo que me hace llorar,
como puede comprobar,
es ya no poder tocar
mi laúd. Y mi mujer
como se llegue a enterar
los huevos me ha de cortar
Gilipollas
Y contadme trovador
¿La porfía cómo fue?
Juglar
Si no lo impide el horror,
de recordar tal cagada,
la cosa bien relatada
de cómo perdí mi honor
con dolor le cuento a usted.
Venía yo de cantar
en la plaza de Batocas
una historia singular
de las que suelo contar
Gilipollas
¿En la plaza de Batocas?
Juglar
Un pueblo de Portugal.
Mas cruzando la frontera
sin haber cobrado na
se me ocurre, que lumbreras,
que me lo puedo ganar
tentando un poco al azar.
Encontréme en un pradillo
a dos gañanes arando
quíselos presto engañar
pues no les tardé en tachar
de ignorantes o pardillos.
Acerquéme jaranero
y les propuse la cosa
mostrándoles el tablero
del Parchís que está primero
y por debajo La Oca.
Pero comprobé más tarde
que la fortuna es aciaga
pues es la suerte cobarde
y antes de la media tarde
perdí hasta la casaca.
El de las fichas más verdes
cinco tras cinco que saca
y el otro, con las azules,
tampoco le va a la zaga.
Estando así la partida
yo con las rojas en casa,
pues por más que lo pedía
para ganar la porfía
a los santos y a mi tía,
el cabrón de cubilete
por más que lo removía
se me antojaba impotente
de sacar lo que debía.
Los otros a todo cisco
recorrían el tablero
y yo sin sacar un cinco.
Pero mi alma da un brinco
¡por fin me sale el primero!
Al volverme a mí el turno
agito mi cubilete
y recorro taciturno
como un mochuelo nocturno
mi ficha sobre el tapete.
Y mala suerte diréis,
pues mala follá la mía,
después de un seis otro seis
y tal y como temía
sale otro, el que hace tres
Gilipollas
¿Tres seises y a casa?
Juglar
Juradlo por el mismo Cristo,
así son las reglas malditas.
Mi corazón hecho cisco
con cara de basilisco
y en casa las cuatro mías.
Otro cinco de repente
me meten en la porfía
pero maldita mi suerte
el cabrón de las azules
con dos fichas hace un puente.
Allí quedo yo varado
mientras el verde inclemente
con solo tirar el dado
un dos y contóse veinte
pues mi ficha había cazado.
Y con el alma en un brete,
ambos corre que te corre,
teniendo todas las fichas
sacadas a las casillas
cada vez que sale un seis
ellos que se cuentan siete.
Al final quedé sin blanca
pero cabezón, ves tú,
quise asaltar a la banca
pidiéndoles la revancha
y apostéme mi laúd.
Y los gañanes al menda
aceptaron nueva apuesta
se juagaron la merienda.
Partida volví a perderla
quedándose mi laúd
para el pago como prenda
¿Veis ahora porque lloro?
¿Acaso no os apena?
He perdido mi tesoro
la honra y hasta el decoro
gimiendo como una nena
o la Santa Magdalena
Gilipollas
Ya veo que es un mal trago.
Pero tenéis merecido
que por querer comer higos
habéis perdido ducados
y vuestro laúd en prenda.
No me hallo sorprendido
veros sin higos ni brevas.
Mas conozco aquestas guerras
del lugar donde difiero
hay en todas las tabernas
gentes perdiendo dineros
con artefactos de juego
que las llaman tragaperras.
Nada puedo hacer por vos
he de seguir mi andadura
aunque quisiera el destino
que nos veamos los dos
a la vera del camino.
Y por cierto, buen juglar,
aunque llorando entretanto
¿Me podrías orientar
para llegar al lugar
que le llaman Raboblanco?
Juglar
Raboblanco es marquesado
en el que os encontráis.
Os noto desorientado.
Por lo que habéis preguntado
o aquí nuca habéis estado
o bien gilipollas estáis.
Gilipollas
Parad de insultarme, ¡pardiéz!
Aunque seáis trovador
a mí me sobra valor
para daros ostias diez
y si son once, mejor.
Juglar
No enojéis el carácter
Labriego de baja estofa.
Pues juglar soy rutilante
nada en el mundo me enoja
que aguantaros tal desplante
Gilipollas
Indicadme presto pues
donde puedo conocer
al mencionado marqués
pues debo tratar con él
cosas de gran interés
Juglar
Continuad el sendero
que conduce a la alameda.
encontrareis un cartel.
Tomad la ruta certera.
A la izquierda Portugal.
más si viráis a derecha,
a no mucho más tardar,
tus huesos van a parar
al castillo del Marqués.
Os lo indico claramente
por si no sabéis leer.
Gilipollas
Quedo a vos agradecido
del servicio que me hacéis.
Gusto haberos conocido
os auguro que tendréis
lo que tengáis merecido.
Que sigáis muy buen viaje,
díceme el juglar luego,
que tan leve de equipaje
a pesar de su linaje
le dejó el vicio del juego.
Para decir la verdad,
me parece un personaje
que sobrado de maldad,
preciso es precisar
lo es también de coraje.
Con su amor esa del juego
no le fío buen futuro.
Pero importándome un huevo
pongo la mano en el fuego
este acaba mal. ¡Seguro!
Continúo mi camino
derecho hacia la arboleda
pero mis pasos detengo
debajo de aquella higuera.
De hambre ando canino
para comer pan y vino
que saco de la talega.
En lo mejor del almuerzo
veo a otro que acechando
detrás de frondosos brezos,
a poco más de dos trechos,
me parece estar fisgando.
¿Quién sois y que miráis?
Afanoso le interpelo.
Pues no he podido evitar
que leviten mis cabellos
a consecuencia del miedo
A vos no ando fisgando.
Me responde con voz tosca
¿Acaso no veis las moscas
Que a mi lado están volando?
Si, héme fijado en ellas
Hortelano
Pues muy clara está la cosa
Deducid que estoy cagando
Parapetado en las rocas
Eso es blanco y en botella
Gilipollas
Pues por mí no os cortéis,
seguid con vuestra faena.
Y para aliviar las penas
os invito, si queréis,
a probar mi Cariñena
Hortelano
Pardiéz que sois un encanto
pues dejáis mi alma plena.
Ahora mismo me levanto
y me limpio con un canto
lo que el ojete me llena
Gilipollas
Cuando se hubo acercado
Sentóse feliz a mi vera.
Más, con mirada severa,
sus manos estoy mirando.
Tienen un color muy pardo,
si no es barro, eso es mierda
Hortelano
No os conozco, labriego.
Vos no sois de por aquí.
Pero llenadme, os lo ruego,
un buen vaso de ese vino
que generoso ofrecís
Gilipollas
Forastero de aquí soy,
Tras el Marqués yo me hayo.
He llegado presto hoy.
Para tratar con el voy
un asunto que me callo
Hortelano
Mala cosa ese marqués,
pues hablan las malas lenguas
que al derecho y al revés
tarde o temprano verés
que es ruin, se ve a la legua.
Más no es marqués todavía
anda enredado en porfía
con el Martín, a fe mía,
hombre que con felonía
desde ha tiempo ya quería
casarse con la marquesa.
Es ella la que posee
el título y marquesado
de su padre que ha heredado
y será también marqués
con que se hubiere casado.
Y así andan a la gresca
los de Nuño y los Martín.
A porrazos, gente terca,
para saber quién por fin
a la marquesa quien pesca
Gilipollas
Acabada la comida
Se retira el hortelano.
Rara es su bienvenida.
Contemplo que se retira
rascándose el muy marrano
lo que viene a ser el ano.
Presuroso, pues es tarde,
pongo fin a mi festín.
Antes de llegar la tarde,
os lo juro por mi madre,
deseoso estoy por fin
de verme con el ruin.
Tras una loma diviso
un caserío curioso.
Dos caballeros he visto,
con sus espadas al cinto,
salir de allí presurosos.
No ha de ser uno muy listo
ni ver las cosas con lupas
para saber que lo visto
no es el hogar del Obispo
sino una casa de putas.
Quédome muy sorprendido
al contemplar los antojos
de siglos es bien hermosa
el señalar esas cosas
con farolillos bien rojos.
Hacia allí que me dirijo.
Crúzome por el camino
a los dos ya susodichos
tratandome como a un bicho
pues les importo un comino
Dejad paso labrador.
Me gritan con mala geta
Partimos hacia una gesta
Para buen entendedor
Muchas palabras son estas
Apártanme con desdén.
Yo en sus caras aprecio.
Pues si es por mí que les den.
Así los pillara un tren,
no me ofende su desprecio.
Ambos su marcha detienen
Y se muestran junto a mí
Caballero
¿Quién sois y a que venís?
Gilipollas
Forastero soy señor,
digo al galán adonis,
para enmendar un error,
que hablando con tu señor,
es urgente discernir
Caballero
¿Mi señor? ¿Don Nuño?
Gilipollas
¿Don Nuño? Se llama acaso
Don Nuño de Braganza, sí
Legítimo propietario
Del aqueste Raboblanco
Díceme el gran vasallo
Sin bajarse del caballo
Caballero
No pensareis, querubín,
que acaso sea mejor
que el marqués sea Martín
al que vamos a partir
la crisma, o qué se yo
Gilipollas
No conozco la disputa
que enfrente a ambos lores.
Más si vos sois de Don Nuño
acrecienta mis temores
que don Álvaro es un tuno
Caballero
¿De qué Álvaro me habláis?
¿Quién es el tal caballero?
Porque, ya que lo nombráis,
hemos de saber primero
vos de qué lado estáis
Gilipollas
De ninguno gran hidalgo.
Yo no entiendo de disputas.
Antes de cantar el gallo,
me veréis desde el caballo,
entrar en la casa de putas.
Dejándome la sospecha
se marchan los caballeros
de que salvé mi cabeza
al no darles la certeza
de los dos a quien prefiero.
No teniendo quien me ate
por ser vasallo de nadie,
resolver este dislate
que parece un disparate
¡Para mí que aquí hay tomate!